viernes, 29 de abril de 2011

Lección de optimismo


Dijo el ilustre fundador de la Universidad Nacional de La Plata:








“Ya véis que no soy un pesimista ni un desencantado, ni un vencido, ni un 
amargado por derrota ninguna: a mí no me ha derrotado nadie; y aunque 
así hubiera sido, la derrota sólo habría conseguido hacerme más fuerte, 
más optimista, más idealista; porque los únicos derrotados en este mundo 
son los que no creen en nada, los que no conciben un ideal, los que no ven 
más camino que el de su casa o su negocio, y se desesperan y reniegan de sí 
mismos, de su patria y de su Dios, si lo tienen, cada vez que les sale mal 
algún cálculo financiero o político de la matemática de su egoísmo. 
Trabajo va a tener el Enemigo para desalojarme a mí del campo de batalla! 
El territorio de mi estrategia es infinito, y puedo  fatigar, desconcertar, 
desarmar y aniquilar al adversario, obligándolo a recorrer distancias 
inmensurables, a combatir sin comer, ni beber, ni tomar aliento, la vida 
entera, y cuando se acabe la tierra, a cabalgar por los aires sobre corceles 
alados, si quiere perseguirme por los campos de la imaginación y del 
ensueño. Y después el Enemigo no puede renovar su gente, por la fuerza o 
por el interés, que no resisten mucho tiempo; y entonces, o se queda solo, 
o se pasa al Amor, y es mi conquista, y se rinde con armas y bagajes a mi 
ejército invisible e invencible.” 

Fragmento de una página del discurso de Joaquín V. González “La Universidad y el alma argentina” 
(18 de Septiembre de 1918)

jueves, 28 de abril de 2011

Hombrecitos de un metro cincuenta

Abrió los ojos a las 5:30 de la mañana del sábado, y esperó.
En la otra habitación debería sonar el despertador... y al ratito lo oyó.
Sí, ese hombrecito que se estaba despertando del otro lado del pasillo iba a despertarla, se haría la dormida... 
Oyó los ruidos que hacía mientras se vestía, ruidos silenciosos para no despertar al resto.
Hubo un silencio.... "se durmió" pensó...
Oyó unos repentinos golpes en su puerta, y entró...
Recién ahí abrió los ojos verdaderamente, y vio a un hombre, a un casi hombre, impecáblemente vestido, hasta peinado estaba... el uniforme le quedaba hermoso... y dijo: "Ma, ya estoy listo, me llevás?" 
Se levantó feliz...
Otro hombrecito, unos 10 centímetros más bajo que el primero, comenzó a vestirse también.
También con uniforme.
A partir de ese momento hubo una sucesión de flashes en su mente. Eran tan chiquitos. Hacían tanto lío. Peleaban tanto antes de un campamento... 
Lo que hoy veía era distinto.
Imágenes que se quedarían grabadas en su memoria.
Hombrecitos...
Uno ayudando al otro...
Los dos ayudando a mamá...
Mamá disfrutando el momento...
"La pala llevala vos, yo no la voy a necesitar" 
"Dejame que te ayude... má, no hagas fuerza"
Ellos estaban felices, y su felicidad era como absorvida por ella... y quedó en su cuerpo...

Se hicieron las 6. Había que dejar a uno (tenían planeada una ceremonia secreta antes de que llegara el resto) 
Lo dejó y volvió a casa con el otro.
Y nuevamente los flashes...
Está tan grande...
Es un hombrecito que todavía toma una "lechona de frutilla"...
Lo vio acomodarse el uniforme, peinarse... "Estoy bien así, ma?" 
Lo vio cargar sus propios bolsos en el auto, acomodar todo cuidadosamente como si lo hubiese hecho ella...
En ese momento recordó una vieja foto... de tres bebés, el mas chiquito todavía en pañales, caminando, subiendo una lomita, en un bosquecito de eucaliptus... a los tres los veía de espaldas, caminando delante de ella, disfrutando de una libertad controlada diez metros mas atras... otro flash que supo que quedaría grabado en su memoria... 
Ese que usaba pañales, ese que hoy acomodaba los bolsos en el auto, ¿cómo había crecido tanto? tan rápido...
Y fue así, viendo las cosas como si estuviera fuera de esa realidad, como si lo que pasara fuese solo una proyección en un cine, que supo que no estaba haciendo las cosas mal... 
se estaban haciendo hombres...
buenos hombres...
Tenía hombrecitos...
hombrecitos de un metro cincuenta.


(Escrito allá por noviembre de 2006)

martes, 26 de abril de 2011

Reuniones de trabajo

Desde hace unos 5 años doy clases en la facultad... en una materia espectacular que se llama Gestión de Unidades de Información... En esta materia hay un práctico en el que se trabaja con los alumnos sobre cómo llevar adelante reuniones de trabajo... se lee, se discute, se trabaja sobre dinámicas, formas, roles, herramientas de gestión que se pueden aplicar para sacar de la reunión el resultado más positivo...
Las reuniones de trabajo pueden ser... desde por demás de aburridas... hasta geniales! Y aseguro... que si en el medio hay un mate... salen mejor todavía... (ojo! que esto del mate no creo haberlo leído en ningún lugar)
Hay reuniones informativas... en las que nos ponemos en un rol de "comunicador" y... listo! reunión terminada!
Hay reuniones para elaborar proyectos... que se convierten en un tsunami (torbellino queda chico) de ideas, y en la que se hace indispensable la presencia de un moderador y de alguien que haga las veces de "secretario" y anote todo... absolutamente todo... para permitirnos seguir trabajando sobre el tema...
Y hay reuniones.... cómo llamarlas?... hay reuniones que no están mencionadas en los artículos, en los libros... y resultan ser reuniones satisfactoriamente agotadoras... peligrosamente desordenadas... absolutamente constructivas... y éstas... éstas son las que más me gustan!
Tendrá que ver el tema que convoque a la reunión... tendrá que ver la personalidad de cada uno de los participantes... tendrá que ver la forma en la que se convoca y lo que se espera...
Tal vez... sean reuniones que surjan ante la presencia de conflictos, malos entendidos, errores en la comunicación... tal vez sean este tipo de reuniones las que se dan cuando hay algo que queremos mejorar... seguramente son las reuniones que se pueden llevar adelante cuando los participantes están dispuestos a decir... y a escuchar...
Hoy...  justamente... escribo esto porque estuve... en una reunión peligrosamente desordenada... en la que hubo resultados ablolutamente constructivos... y de la que salí... satisfactoriamente agotada....

lunes, 25 de abril de 2011

Génesis del Bibliotecario

Sí... lo hemos leído mil veces... y no nos cansamos de leerlo... y me gusta tanto que también quiero verlo aquí, en mi rinconcito...

Es "La Genesis del Bibliotecario" escrito por la profesora Ana María Martínez Tamayo.



En el principio Dios creó al bibliotecario.
Dijo Dios: "funda bibliotecas por todo el mundo, selecciona los documentos de mayor calidad, organiza la información, presta servicios de excelencia y vela por el interés de los usuarios. Mantén actualizado el catálogo y confortable la sala de lectura, pero no escuches la Voz de las Tinieblas, porque si lo haces te confundirás y desaparecerás como profesional".
El bibliotecario hizo todo cuanto Dios le pidió. Levantó bibliotecas en bellos edificios e incorporó en ellas todo tipo de documento creado por el hombre para registrar la información: tabletas de arcilla, rollos de papiro o pergamino, códices de pergamino o papel, libros, revistas, diarios y boletines impresos y toda la gama de documentos icónicos, audiovisuales, tridimensionales y legibles por computadora, incluyendo aquellos disponibles en Internet.
Inventó y reinventó el catálogo (y con él la recuperación de información), que evolucionó desde las antiguas bibliotecas sumerias hasta las bibliotecas ciberespaciales. Lo mismo sucedió con múltiples herramientas y métodos de trabajo: normas de catalogación, sistemas de clasificación, vocabularios controlados, el análisis por facetas y la indización pre y poscoordinada, el servicio de referencia y el de circulación, incluyendo el préstamo interbibliotecario y la conmutación bibliográfica. Capacitó a las personas en todo lo necesario para acceder a la información. Adoptó normas de calidad y definió indicadores de desempeño específicos para las bibliotecas con el fin de evaluar y mejorar sus procesos, productos y servicios. Para todo ello utilizó la tecnología de punta disponible en cada época y en cada lugar, desde el punzón requerido para la escritura cuneiforme hasta la computadora y las telecomunicaciones del siglo XXI.
Alzó su voz en contra de la censura y en defensa del derecho de todos a la información. Elevó su carrera a los más altos niveles universitarios, convirtiéndola en una profesión útil, noble y digna.
Pero una mañana, mientras el bibliotecario realizaba sus tareas habituales, sintió una voz ronca y tenebrosa que le llamaba:
"Ven, acércate".
El bibliotecario giró la cabeza y observó, entre incrédulo y sorprendido, la visión de un árbol seco y retorcido, de negro tronco y negras ramas. La voz insistió:
"Ven, acércate".
Temeroso, pero lleno de curiosidad, el bibliotecario se acercó con precaución. Una sensación sobrenatural se apoderó de él y el lúgubre manto de la noche cubrió la zona, en pleno día.
"Pero acércate, no tengas miedo" - volvió a escucharse.
"¿Eres la Voz de las Tinieblas?" - preguntó el bibliotecario con ingenuidad. "Dios me ha recomendado que no te escuche".
"Pero no digas tonterías; dialoguemos y verás que esta conversación te conviene" - contestó la Voz.
El bibliotecario se acercó a la extraña planta, lo suficiente para ver las víboras que arrastrándose por el suelo comenzaban a enroscarse en el tronco.
"¿Quién eres?" - preguntó intrigante la Víbora Primera, al tiempo que mostraba su venenosa lengua de dos puntas.
"Soy el bibliotecario" - contestó éste con seguridad.
"¡Ja, ja, ja! ... Pobre ... ¿Pero en qué mundo vives? ¿No sabes que ahora te llamas documentalista?". "¿Qué estás diciendo?" - intervino la Víbora Segunda - "lo correcto es especialista de la información o científico de la información".
"Gestor de información, nena, los otros términos ya fueron" - interrumpió la Víbora Tercera.
"Mejor en inglés, information manager" - opinó la Víbora Cuarta - " si eres el jefe chief information officer o CIO".
"Yo prefiero gestor del conocimiento, knowledge manager o chief knowledge officer" - agregó la Víbora Quinta con aires de sabelotodo.
"Pero con esos títulos, nadie va a saber quién soy ni qué hago" - reaccionó el bibliotecario".
"Precisamente, de eso se trata" - le informó la Víbora Sexta - "todo el mundo se preguntará qué es y qué hace esa persona, pero como a nadie le gusta pasar por ignorante, e limitarán a decir ... ¡Ahhh qué interesante!". "¡Bibliotecario!" - recalcó con desprecio la Víbora Séptima - "¡no existes! ¡Desapareciste con el meteorito que extinguió a los dinosaurios!".
Todavía resonaban en su mente las risas de burla de los reptiles interlocutores, cuando el bibliotecario se dio cuenta de que, repentinamente, la visión había desaparecido. Invadido por el temor, se ocultó entre los estantes del depósito. Desde allí escuchó la voz de Dios que le llamaba:
"Bibliotecarioooooo, ¿dónde estás? ... ¿Qué haces ahí? ... ¿por qué te escondes?".
"Porque me da vergüenza que los demás me vean con esta profesión de murundanga que tengo" - contestó el bibliotecario, sin atreverse a levantar la mirada del suelo.
"¿Quién te ha hecho pensar que es una profesión de murundanga? ¿Acaso le has prestado atención a la Voz de las Tinieblas?" - preguntó Dios.
"Las víboras me llamaron con insistencia y no pude evitarlo..." - lloriqueó cobardemente.
Entonces Dios se enfureció con el bibliotecario y pronunció su severo castigo:
"Por haber escuchado la Voz de las Tinieblas vivirás para siempre en la confusión y la falta de identidad. Te echaré de la Dirección de la Biblioteca que será ocupada por otros profesionales, aunque no sepan nada al respecto, mientras el público será atendido por un empleado administrativo que ganará más que tú. Te ocuparás de los procesos técnicos, pero todos te harán sentir que "sólo sirves para hacer fichas". Cuando solicites un ayudante catalogador, te asignarán personal de maestranza bajo tratamiento psiquiátrico y nunca te comprarán un tesauro actualizado. En promedio ganarás dos sueldos mínimos al mes y nunca lograrás un estatuto profesional que te proteja".
"Cualquiera vendrá y te dirá "no se dice usuario, sino cliente" y tú lo repetirás como un loro, aunque hayas dejado la vida para satisfacer al usuario. O te dirán: "el paradigma de la biblioteca ya no es la conservación sino el acceso" y tú te impresionarás con la frase, aunque hayas pasado siglos facilitando el acceso. Tu lugar de trabajo será llamado centro de documentación, centro de materiales didácticos, centro de información o centro de gestión del conocimiento, y cuando la confusión entre todas estas organizaciones -que en definitiva hacen lo mismo- sea inmanejable, entonces las llamarás unidades de información o UI. Por supuesto, la sociedad no será capaz de diferenciar entre ellas y las seguirá llamando biblioteca".
"Víboras nacionales y extranjeras dictarán cursos inútiles en los que sólo aprenderás que catalogación se dice descripción bibliográfica y que la clasificación ha pasado a ser organización del conocimiento; términos desconocidos para cosas que tú mismo inventaste. Además de confundirte, pagarás estos cursos a precio de oro y saldrás de ellos sabiendo lo mismo que sabías antes de inscribirte".
"Pondré enemistad entre los bibliotecarios universitarios y no universitarios y haré proliferar títulos en Bibliotecología con uno a cinco años de estudios, pero todos accederán a los mismos cargos y salarios; así permanecerán eternamente divididos y frustrados. Jamás te apostarás de acuerdo con otro bibliotecario".
"Hasta que llegue el día en que revalores en serio tu profesión y tu propia terminología, te revalores a ti mismo y a los numerosos bibliotecarios que han ofrecido su creativo aporte para que, ¡durante milenios!, los seres humanos hayan podido acceder a la información. Entonces, si todavía estás a tiempo, te perdonaré”.

miércoles, 20 de abril de 2011

Un breve balance del día

Crónicas, relatos, anécdotas, eventos, sucesos....
Tanto puede volcarse en este espacio.... en el que a veces nos preguntamos cuál es la necesidad de compartir lo que pensamos, no?
¿Por qué Twitter, Facebook, y tantos otros nos preguntan ¿qué hacemos? ¿qué estamos pensamos? ¿qué nos pasa? y nosotros les respondemos??
Para mí es como un respiro... un reacomodar mentalmente la mañana... un recreo... claro que es un gusto... y hasta un placer...
Y si en algún momento puedo escribir algo que "agrege valor" mejor todavía...
Hoy fue un día de oficina, de mucho trabajo frente al monitor, de visitas con muchas inquietudes... y de balances positivos... Cuántas veces nos desanima la rutina, la lucha contra la complejidad de lo simple... pero cuánto nos reconforta ver las ganas de trabajar, de resolver problemas, ver la voluntad que se le pone a todo lo que hay que hacer por la Biblioteca...
Y así... hoy con las estadísticas... con el Twitterfeed, con las reuniones de trabajo, con el contínuo intento de mejorar lo que hacemos... hoy me voy, como tantas otras veces... con la satisfacción de saber que la biblioteca nos importa mucho... a muchos!

martes, 19 de abril de 2011

Visita del Jardín de Infantes Dulces Caritas

Y vino el Jardincito a la Biblio...
Si hay una expresión para definir esta visita es..."Guauuu!"... que era lo que se oía en las vocecitas de 23 nenes de entre 3 y 6 años ante la entrada a las Salas, ante los libros, cuando escuchaban lo que les contábamos y cuando recibían los regalitos...
Como fotografías instantáneas, quedó en mi memoria la sonrisa de los usuarios que se encontraban estudiando en la Sala Parlante al ver pasar el grupito de nenes... Las manitos de los chicos saludando en silencio a la bibliotecaria de Sala de Lectura... Las caritas atentas, mirando y escuchando con tanto interés... Las manitos apuradas por sacar un libro de las estanterías cuando se los invitó a agarrar un libro cada uno...

Qué sano es salir así de la rutina...
Qué lindo es terminar nuestra semana laboral de esta manera...
Maestras agradecidas por algo que debería ser cotidiano...
Niñitos contentos, asombrados, llenos de inquietudes... muchos visitando una biblioteca por primera vez...
Carnet de colores, libritos para colorear, chupetines... canciones...  y muchas... muchas... "Dulces Caritas"

viernes, 8 de abril de 2011

Futuras visitas

Próximamente en la Biblio tendremos la visita de un jardín de infantes del barrio, las "señoritas" se acercaron a la biblioteca pidiendo una visita guiada para nenes de entre 3 y 6 años... charla mediante, mientras intentaba escuhar lo que me decían, al mismo tiempo que pensaba todo lo que podríamos hacer con nenes tan chiquitos en una biblioteca destinadas a adolescentes y adultos, acordamos un encuentro de una hora en Sala Juvenil...
El objetivo del Jardín? mostrarles una "gran biblioteca" a los chicos, que alguien les cuente qué se hace, cómo ordenamos los libros, cuáles son sus partes... y luego que ellos hagan su biblioteca en el jardincito.
Nuestro objetivo? que se vayan contentos, fascinados de haber conocido la biblioteca... y llenos de regalitos!

La iniciativa de estas maestras hizo que dejara las estadísticas y los informes de lado y me dedicara el resto del día a pensar qué hacer... 
Claro que no tengo un entrenamiento en este tipo de actividades, pero soy como un pulpo... estoy llena de manos derechas que me ayudan a que hasta las más locas ideas se hagan realidad ... 

Hoy, por otro lado, en una reunión de directores de bibliotecas, se hablaba de los nuevos roles, de las nuevas competencias, de los nuevos desafíos que tenemos los bibliotecarios... repositorios institucionales, bibliotecas digitales, etc. etc.... pero mi desafío para la semana que viene es que estos niñitos que van a venir a visitarnos lleguen a sus casas y les cuenten a tíos, hermanos, papis, abuelos lo lindo que fue conocer esta biblioteca.