jueves, 28 de abril de 2011

Hombrecitos de un metro cincuenta

Abrió los ojos a las 5:30 de la mañana del sábado, y esperó.
En la otra habitación debería sonar el despertador... y al ratito lo oyó.
Sí, ese hombrecito que se estaba despertando del otro lado del pasillo iba a despertarla, se haría la dormida... 
Oyó los ruidos que hacía mientras se vestía, ruidos silenciosos para no despertar al resto.
Hubo un silencio.... "se durmió" pensó...
Oyó unos repentinos golpes en su puerta, y entró...
Recién ahí abrió los ojos verdaderamente, y vio a un hombre, a un casi hombre, impecáblemente vestido, hasta peinado estaba... el uniforme le quedaba hermoso... y dijo: "Ma, ya estoy listo, me llevás?" 
Se levantó feliz...
Otro hombrecito, unos 10 centímetros más bajo que el primero, comenzó a vestirse también.
También con uniforme.
A partir de ese momento hubo una sucesión de flashes en su mente. Eran tan chiquitos. Hacían tanto lío. Peleaban tanto antes de un campamento... 
Lo que hoy veía era distinto.
Imágenes que se quedarían grabadas en su memoria.
Hombrecitos...
Uno ayudando al otro...
Los dos ayudando a mamá...
Mamá disfrutando el momento...
"La pala llevala vos, yo no la voy a necesitar" 
"Dejame que te ayude... má, no hagas fuerza"
Ellos estaban felices, y su felicidad era como absorvida por ella... y quedó en su cuerpo...

Se hicieron las 6. Había que dejar a uno (tenían planeada una ceremonia secreta antes de que llegara el resto) 
Lo dejó y volvió a casa con el otro.
Y nuevamente los flashes...
Está tan grande...
Es un hombrecito que todavía toma una "lechona de frutilla"...
Lo vio acomodarse el uniforme, peinarse... "Estoy bien así, ma?" 
Lo vio cargar sus propios bolsos en el auto, acomodar todo cuidadosamente como si lo hubiese hecho ella...
En ese momento recordó una vieja foto... de tres bebés, el mas chiquito todavía en pañales, caminando, subiendo una lomita, en un bosquecito de eucaliptus... a los tres los veía de espaldas, caminando delante de ella, disfrutando de una libertad controlada diez metros mas atras... otro flash que supo que quedaría grabado en su memoria... 
Ese que usaba pañales, ese que hoy acomodaba los bolsos en el auto, ¿cómo había crecido tanto? tan rápido...
Y fue así, viendo las cosas como si estuviera fuera de esa realidad, como si lo que pasara fuese solo una proyección en un cine, que supo que no estaba haciendo las cosas mal... 
se estaban haciendo hombres...
buenos hombres...
Tenía hombrecitos...
hombrecitos de un metro cincuenta.


(Escrito allá por noviembre de 2006)

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